El fin de semana vi la película de Beasts of No Nation, que es sobre las guerras civiles en el centro de Africa (principalmente) y como las guerrillas "adoptan" a niños para que se vuelvan soldados... y parte, otra vez, de una familia.
La película es fuerte, con algunas escenas sumamente desgarradoras, pero si la recomiendo. No es para pasar el rato, a menos que les guste mucho la violencia.
Pueden ver el trailer aquí, sino la han visto:
Después de ver la película me acorde mucho del "Ponchis" y otros niños sicarios mexicanos. Si no se acuerdan del Ponchis, en la liga viene un reportaje de El País sobre su liberación. Me acorde también de las diferentes reacciones, en particular con la del monero Paco Calderon:
En resumen, metan al bote al Ponchis con todo el peso de la ley y que lo adopten quienes lo quieran rehabilitar. Mucha gente opinaba parecido, el niño esta creciendo para ser un super-delincuente, las cárceles son universidades del crimen, y si es así ahorita, que será de él y de nosotros como sociedad cuando crezca. Lo mejor es que pase su vida en la cárcel, o regresen la pena de muerte nada más para él.
Yo no estaba (ni estoy) de acuerdo con esa visión, y por lo que entendía en ese momento, pensaba que el Ponchis era algo más parecido a un niño soldado. Y que el Estado Mexicano, entonces y ahora, tenía que tener programas para reincorporarlos a la sociedad. Al pasar los años, y leer de repente artículos de niños soldados que ahora son futbolistas profesionales o actores, creo que el estado ha estado fallando no solamente en rehabilitar a los niños; el mismo artículo de El País habla que la mayoría de los niños sicarios son asesinados al salir de la cárcel. Sino también en educar a la sociedad para entender el problema de los niños sicarios y verles como una consecuencia del problema de la violencia, pobreza e impunidad; no como la causa de la guerra del narco. Mucha gente que la escuche pedir la pena de muerte para el Ponchis, también alababa los casos de niños soldados que regresaron a una vida normal cuando leen sus artículos en Cosmo o alguna película en la tele.
(Voy a describir la película, entonces, SPOILERS)
Beasts of No Nation narra la historia de Agu, quien pasa de ser un niño con una infancia normal con papá, mamá, hermanos y amigos pero rodeado de una guerra civil, a un niño soldado rodeado de violadores y capaz de matar a la gente que son sus enemigos.
Conforme la guerra civil avanza, el pueblo de Agu se va involucrando más en la guerra, aunque la gente del pueblo no quiera. De repente Agu se queda sólo con sus papá, su hermano mayor y su abuelo. Su mamá y hermanos menores huyen del pueblo rumbo a la capital.
Después de un enfrentamiento en el pueblo, los soldados condenan y ejecutan a los hombres del pueblo a morir por su traición. Entre ellos esta Agu y su familia. Agu logra escapar, pero los demás son asesinados.
Y ahí empieza la nueva vida de Agu, solo, con un sentimiento de injusticia. Es ahí cuando él es adoptado por las guerrillas, es ahí donde poco a poco lo envuelvan en la violencia de la guerra. Es ahí donde le dan comida, le prometen justicia contra aquellos que mataron a su familia.
Es ahí donde los enseñan a matar, a dividir el mundo de ellos contra nosotros. Es ahí donde proyectan sus miedos, como los de cualquier niños, a un nivel de violencia inimaginable.
Y aunque es guerra, aunque matan y violan, hay códigos. Cuando van a un burdel, las prostitutas no le dan servicio a los más chicos pues aún son niños; aunque los más chicos ya han sido violados por el comandante del peloton.
Al final, los niños se entregan a la ONU y en lugar de ser enviados a la cárcel, son enviados a un lugar para ser rehabilitados. Tratan de ser niños otra vez, pero no pueden olvidar a quien han matado, violado. Pero poco a poco se van reintegrando a la sociedad.
Las similitudes con los niños sicarios: son parte de una familia que los adopta, que les da justicia. Pero no dejan de ser niños. Son niños que son llevados ahí por gente que toma ventaja de su inocencia, de su soledad. De ese sentimiento de desamparo cuando se dan cuentas que su mundo no es lo que esperaban. Del niño que deja de jugar en el crucero, al que se da cuenta que la vida no es justa con él.
Espero el Estado Mexicano, poco a poco, les de una mejor opción de vida a todos los niños de México. Pero que les de la opción de reintegrarse a aquellos que acabaron siendo niños sicarios.
La película es fuerte, con algunas escenas sumamente desgarradoras, pero si la recomiendo. No es para pasar el rato, a menos que les guste mucho la violencia.
Pueden ver el trailer aquí, sino la han visto:
Después de ver la película me acorde mucho del "Ponchis" y otros niños sicarios mexicanos. Si no se acuerdan del Ponchis, en la liga viene un reportaje de El País sobre su liberación. Me acorde también de las diferentes reacciones, en particular con la del monero Paco Calderon:
En resumen, metan al bote al Ponchis con todo el peso de la ley y que lo adopten quienes lo quieran rehabilitar. Mucha gente opinaba parecido, el niño esta creciendo para ser un super-delincuente, las cárceles son universidades del crimen, y si es así ahorita, que será de él y de nosotros como sociedad cuando crezca. Lo mejor es que pase su vida en la cárcel, o regresen la pena de muerte nada más para él.
Yo no estaba (ni estoy) de acuerdo con esa visión, y por lo que entendía en ese momento, pensaba que el Ponchis era algo más parecido a un niño soldado. Y que el Estado Mexicano, entonces y ahora, tenía que tener programas para reincorporarlos a la sociedad. Al pasar los años, y leer de repente artículos de niños soldados que ahora son futbolistas profesionales o actores, creo que el estado ha estado fallando no solamente en rehabilitar a los niños; el mismo artículo de El País habla que la mayoría de los niños sicarios son asesinados al salir de la cárcel. Sino también en educar a la sociedad para entender el problema de los niños sicarios y verles como una consecuencia del problema de la violencia, pobreza e impunidad; no como la causa de la guerra del narco. Mucha gente que la escuche pedir la pena de muerte para el Ponchis, también alababa los casos de niños soldados que regresaron a una vida normal cuando leen sus artículos en Cosmo o alguna película en la tele.
(Voy a describir la película, entonces, SPOILERS)
Beasts of No Nation narra la historia de Agu, quien pasa de ser un niño con una infancia normal con papá, mamá, hermanos y amigos pero rodeado de una guerra civil, a un niño soldado rodeado de violadores y capaz de matar a la gente que son sus enemigos.
Conforme la guerra civil avanza, el pueblo de Agu se va involucrando más en la guerra, aunque la gente del pueblo no quiera. De repente Agu se queda sólo con sus papá, su hermano mayor y su abuelo. Su mamá y hermanos menores huyen del pueblo rumbo a la capital.
Después de un enfrentamiento en el pueblo, los soldados condenan y ejecutan a los hombres del pueblo a morir por su traición. Entre ellos esta Agu y su familia. Agu logra escapar, pero los demás son asesinados.
Y ahí empieza la nueva vida de Agu, solo, con un sentimiento de injusticia. Es ahí cuando él es adoptado por las guerrillas, es ahí donde poco a poco lo envuelvan en la violencia de la guerra. Es ahí donde le dan comida, le prometen justicia contra aquellos que mataron a su familia.
Es ahí donde los enseñan a matar, a dividir el mundo de ellos contra nosotros. Es ahí donde proyectan sus miedos, como los de cualquier niños, a un nivel de violencia inimaginable.
Y aunque es guerra, aunque matan y violan, hay códigos. Cuando van a un burdel, las prostitutas no le dan servicio a los más chicos pues aún son niños; aunque los más chicos ya han sido violados por el comandante del peloton.
Al final, los niños se entregan a la ONU y en lugar de ser enviados a la cárcel, son enviados a un lugar para ser rehabilitados. Tratan de ser niños otra vez, pero no pueden olvidar a quien han matado, violado. Pero poco a poco se van reintegrando a la sociedad.
Las similitudes con los niños sicarios: son parte de una familia que los adopta, que les da justicia. Pero no dejan de ser niños. Son niños que son llevados ahí por gente que toma ventaja de su inocencia, de su soledad. De ese sentimiento de desamparo cuando se dan cuentas que su mundo no es lo que esperaban. Del niño que deja de jugar en el crucero, al que se da cuenta que la vida no es justa con él.
Espero el Estado Mexicano, poco a poco, les de una mejor opción de vida a todos los niños de México. Pero que les de la opción de reintegrarse a aquellos que acabaron siendo niños sicarios.