9.25.2011

El Día que Lloraré


¿Se puede ser celoso de las lágrimas ajenas? de ese momento de arrepentimiento, de alegría, de tristeza, de decepción. De esa forma tan humana de expresarse, de decir, ¡carajo sí tengo sentimientos! no soy de metal ni soy fríamente calculador.

De ese momento que sientes como unas gotas de agua recorren tus mejillas y se meten en tu boca, donde otra vez vuelves a reconocer el sabor de tus sentimientos y de tus extremos. Y te tapas los ojos, los limpias, tratas de contener el llanto y sólo logras llorar más y externar un grito de arrepentimiento. Y después de un rato, sálo dejas salir todo. Ocupas un sin fin de pañuelos mientras te limpias las lágrimas y los mocos. Y tus ojos están hinchados, casi cerrados.
O también, cuando viendo una película tonta sientes dos lágrimas ermitañas, cada una en diferente zona de tu rostro, bajar por tu cara. Y tomas aire y piensas para ti, "guau", esto es lo mejor.

Aquel día cuando de coraje no te pudiste controlar y dejaste salir las lágrimas y los gritos e insultos. Donde antes discutiste arduamente, y ya sea porque no pudiste o porque no quisiste, acabaste perdiendo y sólo te quedo llorar.

Todos esos momentos que volteo y los observo, como algo extraño... como un hombre que ve a una mujer embarazada. Lo sé, lo estudio, pero es algo que no me pasa a mi. Y no es que no quiera, es que no puedo.

Hay días que siento las lágrimas venir, que casi las oigo en mis párpados dispuestas a brincar, a dar ese paso decisivo. Pero parece que las lágrimas son burócratas y deciden que no es apto trabajar y regresan de donde vinieron.

Creo que la última vez que lloré fue en primaria, en un momento de coraje antes de una pelea. No recuerdo cuál fue el resultado de la pelea, o si hubo tal o no. Donde las lágrimas pudieron haber terminado la pelea antes de que esta empezara. No recuerdo ningún otro momento, ni en los tiempos tristes, ni en los alegres, ni en los momentos de duda y mucho menos cuando vi alguna película.

Creo, que el día que vuelva a llorar va a ser el día en el que vuelva a gritar. Cuando pueda abrir mi boca y gritarle a la persona que está en frente de mi. Va a tener que ser un día rosado, o tal vez verde, pero no puede ser azul... no quiero que sea azul, obviamente no será ni blanco o negro.

Y ese día será extraordinario, porque me saldrán alas y podré volar. Brincaré desde la ventana y no caeré, me mantendré allí, flotando desde fuera, mientras la gente afuera me ve y me apunta con el dedo. Y una madre le dira a su hijo, mira, por fín lloró.
Seguiré gritando y llorando, y la alegría que eso me produce hará que más lágrimas surjan. Y las sentiré mientras recorren mis mejillas en ese desfile hacia el camino lleno de bellotas que se tiende bajo mis pies voladores. Y las veré caer y hasta las oiré cuando hagan "splash" y reflejen mil colores.

Y de ese día en adelante lloraré a voluntad, sólo por el gusto de poder hacerlo.

Abril 2003
Medford, MA
Acentos cortesía de Alma Maldonado.