I. Preludio
El momento mas aterrador del día ha llegado, lo temes, mas sin embargo lo ansias. Sabes que tarde o temprano tendrás que subir esas escaleras y dirigirte a tu cama. Bostezas, tus ojos se cierran y aún así tomas el control y buscas un nuevo programa en la televisión. Algo lo suficientemente interesante que te de ese pretexto que buscas para no dormir. Te resignas, apagas la caja y pesadamente subes cada escalón, sientes como te duermes entre pisada y pisada; sueñas que ya estas soñando. Sin embargo sigues despierto y sabes que así seguirás por mas tiempo. Te tiras en la cama y te quitas los zapatos, el sueño allí esta: Tan cerca pero no lo alcanzas, sigues despierto. Prestas atención al más mínimo ruido y tratas de descifrar que es. No importa que sea, cualquier excusa es buena. Quieres brincar ese momento tan terrible y te levantas de la cama; te lavas los dientes tomándote tu tiempo, subes un vaso con agua y cierras las ventanas a tu paso. Todo es demasiado caliente, retomas tus pasos y las abres nuevamente.
Haces todo lo que esta a tu alcance, pero el sueño ya te vence y cierras los ojos. Ahora es cuando tienes (¿o quieres?) darle gracias a dios, tu Dios.
II. Viaje
Recordando cada momento del día das cuentas de tus acciones. Aún no sabes si de verdad estas dando gracias a Dios o solo te estas dando un inventario de tus actividades. Ultimadamente dios es una creación humana, o al menos el tuyo lo es. Años de estudio sobre dios y sus religiones, ¿tu conclusión? Dios no se estudia, aprende o comprende. Dios es Fe. Como Artemio Cruz aprendiste tu lección, negar a Dios es darle existencia. Si ocupa en lugar en tu mente entonces existe, y ya que existe lo mejor es creer en él. Tan fácil es dejar tu vida en alguien mas. Y ese alguien es un ser perfecto, porque así lo definiste y así te conviene creer en él. Le pides favores, le das cuenta de tus actos, y aunque le recriminas tus errores tomas responsabilidad de ellos.
Tu egoísmo no te permite agradecerle sus favores, si yo tomo la culpa de mis errores porque no de he reconocer mis logros. Te circula por la mente esa frase. Has aprendido que son tus errores y no de él. Es perfecto, no puede cometer fallos, y si tú los tuviste es por tu misma imperfección al seguir un camino trazado sin yerros. Al final recuerdas, o ese mismo egoísmo te hace recordarlo, dios es tu creación. Darle gracias a él es darte gracias a ti mismo. Dios esta allí por obra tuya; tú se lo permites. Pero se lo permites porque crees en él; le temes y no quieres que se vaya de ti.
Una vez mas estas donde empezaste, el miedo a Dios te hace rendirle cuentas de tus acciones del día y perdón por tu intención de situarte sobre él. Pero la lógica y la razón, malditas sean, no te permiten gozar tu fe y dudas otra vez.
Y en la fracción de segundo que paseaste en tus pensamientos, empiezas tú oración y le das gracias a Dios.
Somerville, MA
Julio 2001.
Julio 2001.